En el fútbol, para bien o para mal, ocurre todo el tiempo lo impensado y, conscientes de esta dinámica, los filósofos del juego reflexionan y sentencian que nada de lo que ocurra dentro de una cancha, en sus alrededores o en los despachos dirigenciales debe sorprender. Pero no asombrarse por lo que ocurre en el fútbol es tan difícil como no quedar perplejo frente a un mago que guillotina a un voluntario del público y, después, no puede volver a unir la cabeza y mucho menos detener la profusa hemorragia.
La diferencia radica en que el mago decapitador va a parar a la cárcel (imputado de ajusticiamiento culposo agravado), al menos hasta que logre probar que un competidor colocó una guillotina verdadera en el escenario para boicotearlo, mientras que en el fútbol un jugador, un DT, un árbitro o un dirigente rara vez van a prisión a pesar de las tropelías que puedan cometer, salvo que encuentren a alguno de ellos tratando de dinamitar la bóveda de un banco, por ejemplo.
Pero tan pronto como ocurren los hechos sorprendentes, sobrevienen las preguntas y las polémicas ¿Y si lo del mago no era sino parte de una estrategia de marketing para atraer público a una actividad que está en decadencia aun al costo de perder un espectador? ¿Qué debe hacer la Justicia en ese caso? ¿Acaso las estrategias de marketing están penadas por la ley? ¿Hay un gris en el código penal que permite guillotinar a miembros del público en espectáculos de magia?
Un cúmulo de interrogantes similares y una controversia volcánica brotaron en el fútbol el último fin de semana luego de que el club Deportivo Riestra y su técnico, Cristian Fabbiani, indujeran el “debut futbolístico profesional” y el “fin de la carrera futbolística profesional” del streamer Spreen en el partido con Vélez, un vertiginoso suceso que duró apenas 78 segundos en el campo de juego y que convirtieron al debutante en el jugador más efímero de la historia del fútbol. El profesional de las plataformas de streaming, que había sido inscripto como jugador del Malevo, fue ubicado como titular y sólo tuvo ocho segundos de juego neto, ya que a los ocho segundos de iniciado el partido tumbaron a Thiago Fernández y, cuando se reinició el juego, Spreen ya había sido reemplazado e iniciaba el largo camino del retiro.
Según el club, la puesta en escena obedeció a una estrategia de marketing del energizante patrocinador de Riestra destinada a captar a los chicos que siguen al influencer y “vender latitas”. Pero, debido al escándalo generado, otros clubes que tienen inscriptos a diversos personajes extrafutbolísticos para otras tantas operaciones de marketing debieron enfriar sus proyectos para siempre o hasta que se aplaque el polvo que se levantó.
Uno de los proyectos más llamativos es el de un club que en un lugar de un streamer juvenil ficharon a un stripper masculino. “Riestra se planteó atraer la atención de los chicos hacia su equipo con un streamer, pero nosotros con el stripper apuntamos a un público femenino adulto habitué de despedidas de solteras (entre otros eventos), que cuentan con estos artistas en el escenario”, señaló un directivo, quien afirmó que el objetivo de esta movida marketinera era la de sumar vocaciones para engrosar la “comisión de damas” del club, que está en proceso de extinción. “El tema es que ahora no sabemos qué hacer con Tennesse Boy (nombre artístico del stripper), cuyo contrato vence en diciembre. Algunos tiraron la idea de que actúe en la fiesta de fin de año del club, pero hubo socios que se opusieron”, finalizó el directivo.
Otros clubes de la Liga Profesional (y cuyos nombres también se mantienen en prudente reserva) que estaban sumados a la movida iniciada por Riestra habían apuntado también a los más chicos, pero con personajes más convencionales como el Ratón Mickey o el Hombre Araña, aunque, en este caso, no estaba previsto que saliera a los 70 segundos de juego sino mandarlo a la cancha y mantenerlo en el puesto. “Trajimos a Peter Parker, lo probamos en el arco y los resultados son increíbles”, señaló entusiasmado un dirigente que lo vio entrenar. “El tipo te baja centros al área con disparos de telaraña y también te llena de telarañas el arco, especialmente en los ángulos, que son los lugares más temidos por los arqueros. Las pelotas quedan enredadas en esos pegajosos tejidos y se hace imposible meterle un gol de tiro libre porque literalmente te achica el arco”, relató.
“Pero, además, se trata de un sujeto con poderes arácnidos increíbles como fuerza y velocidad aumentadas, reflejos y agilidad muy por encima de la media y el sentido arácnido que lo previene del peligro de gol”, señaló con entusiasmo el dirigente. Sin embargo, la repercusión negativa de la operación Spreen, y la negativa de Spiderman de equiparse de arquero y solo ingresar a la cancha ataviado de superhéroe con su capucha y su catsuit ultraadherido color azul y rojo , terminaron por archivar el proyecto. Después del Spreengate, algunos consideran que el fútbol trata de reinventarse y, otros, no entienden nada.
En el fútbol, para bien o para mal, ocurre todo el tiempo lo impensado y, conscientes de esta dinámica, los filósofos del juego reflexionan y sentencian que nada de lo que ocurra dentro de una cancha, en sus alrededores o en los despachos dirigenciales debe sorprender. Pero no asombrarse por lo que ocurre en el fútbol es tan difícil como no quedar perplejo frente a un mago que guillotina a un voluntario del público y, después, no puede volver a unir la cabeza y mucho menos detener la profusa hemorragia.La diferencia radica en que el mago decapitador va a parar a la cárcel (imputado de ajusticiamiento culposo agravado), al menos hasta que logre probar que un competidor colocó una guillotina verdadera en el escenario para boicotearlo, mientras que en el fútbol un jugador, un DT, un árbitro o un dirigente rara vez van a prisión a pesar de las tropelías que puedan cometer, salvo que encuentren a alguno de ellos tratando de dinamitar la bóveda de un banco, por ejemplo.Pero tan pronto como ocurren los hechos sorprendentes, sobrevienen las preguntas y las polémicas ¿Y si lo del mago no era sino parte de una estrategia de marketing para atraer público a una actividad que está en decadencia aun al costo de perder un espectador? ¿Qué debe hacer la Justicia en ese caso? ¿Acaso las estrategias de marketing están penadas por la ley? ¿Hay un gris en el código penal que permite guillotinar a miembros del público en espectáculos de magia?Un cúmulo de interrogantes similares y una controversia volcánica brotaron en el fútbol el último fin de semana luego de que el club Deportivo Riestra y su técnico, Cristian Fabbiani, indujeran el “debut futbolístico profesional” y el “fin de la carrera futbolística profesional” del streamer Spreen en el partido con Vélez, un vertiginoso suceso que duró apenas 78 segundos en el campo de juego y que convirtieron al debutante en el jugador más efímero de la historia del fútbol. El profesional de las plataformas de streaming, que había sido inscripto como jugador del Malevo, fue ubicado como titular y sólo tuvo ocho segundos de juego neto, ya que a los ocho segundos de iniciado el partido tumbaron a Thiago Fernández y, cuando se reinició el juego, Spreen ya había sido reemplazado e iniciaba el largo camino del retiro.Según el club, la puesta en escena obedeció a una estrategia de marketing del energizante patrocinador de Riestra destinada a captar a los chicos que siguen al influencer y “vender latitas”. Pero, debido al escándalo generado, otros clubes que tienen inscriptos a diversos personajes extrafutbolísticos para otras tantas operaciones de marketing debieron enfriar sus proyectos para siempre o hasta que se aplaque el polvo que se levantó.Uno de los proyectos más llamativos es el de un club que en un lugar de un streamer juvenil ficharon a un stripper masculino. “Riestra se planteó atraer la atención de los chicos hacia su equipo con un streamer, pero nosotros con el stripper apuntamos a un público femenino adulto habitué de despedidas de solteras (entre otros eventos), que cuentan con estos artistas en el escenario”, señaló un directivo, quien afirmó que el objetivo de esta movida marketinera era la de sumar vocaciones para engrosar la “comisión de damas” del club, que está en proceso de extinción. “El tema es que ahora no sabemos qué hacer con Tennesse Boy (nombre artístico del stripper), cuyo contrato vence en diciembre. Algunos tiraron la idea de que actúe en la fiesta de fin de año del club, pero hubo socios que se opusieron”, finalizó el directivo.Otros clubes de la Liga Profesional (y cuyos nombres también se mantienen en prudente reserva) que estaban sumados a la movida iniciada por Riestra habían apuntado también a los más chicos, pero con personajes más convencionales como el Ratón Mickey o el Hombre Araña, aunque, en este caso, no estaba previsto que saliera a los 70 segundos de juego sino mandarlo a la cancha y mantenerlo en el puesto. “Trajimos a Peter Parker, lo probamos en el arco y los resultados son increíbles”, señaló entusiasmado un dirigente que lo vio entrenar. “El tipo te baja centros al área con disparos de telaraña y también te llena de telarañas el arco, especialmente en los ángulos, que son los lugares más temidos por los arqueros. Las pelotas quedan enredadas en esos pegajosos tejidos y se hace imposible meterle un gol de tiro libre porque literalmente te achica el arco”, relató.“Pero, además, se trata de un sujeto con poderes arácnidos increíbles como fuerza y velocidad aumentadas, reflejos y agilidad muy por encima de la media y el sentido arácnido que lo previene del peligro de gol”, señaló con entusiasmo el dirigente. Sin embargo, la repercusión negativa de la operación Spreen, y la negativa de Spiderman de equiparse de arquero y solo ingresar a la cancha ataviado de superhéroe con su capucha y su catsuit ultraadherido color azul y rojo , terminaron por archivar el proyecto. Después del Spreengate, algunos consideran que el fútbol trata de reinventarse y, otros, no entienden nada. La Voz